divendres, 21 d’abril del 2017

Ojo con las garrapatas!


Cuatro autonomías detectan garrapatas que causan fiebre hemorrágica





En septiembre de 2016 se confirmó el primer contagio por el virus de fiebre hemorrágica Crimea-Congo (FHCC) no sólo en España, sino en toda la zona de la UE. Se trataba de un varón de 62 años que fue picado por una garrapata de la familia Bunyaviridae mientras paseaba por el campo, en la provincia de Ávila. Falleció en el plazo de diez días tras sufrir una crisis hepática. Poco después, una enfermera del Hospital Infanta Leonor se contagió, presumiblemente por tener contacto con fluidos de este paciente. Afortunadamente, se recuperó. Con todo, la situación llevó al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad a coordinar un estudio que comenzó el pasado octubre y que se ha cerrado recientemente en colaboración con cuatro comunidades autónomas en las que se piensa que las garrapatas del género Hyalomma, potenciales portadoras del virus, son más habituales: Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura y Madrid. De un total de 11 comarcas estudiadas, siete contaban con garrapatas infectadas por el Crimea-Congo. Se analizaron en torno a 9.500 de estos ácaros. Y unos 300 dieron resultados positivos.
Se estudiaron las garrapatas en animales silvestres, fundamentalmente en ciervos, y en animales domésticos. En los domésticos no dieron resultado positivo, lo que significa que el riesgo de que las personas sufran el virus sigue siendo muy bajo.
La mejor forma de prevenir las enfermedades transmitidas por las garrapatas es evitar la picadura». De ahí que se vaya a reforzar la información y las recomendaciones a la población en general con vistas a este verano, cuando estos ácaros se encuentran más activos –en invierno están en letargo– y se multiplican las actividades de senderismo y otras al aire libre. Además, en mayo, se realizarán estudios en garrapatas presentes también en el suelo y en la vegetación.
El virus se puede contraer debido a una picadura directa, con un periodo de incubación de 48 horas, o por el contacto con fluidos y tejidos de animales o personas infectados previamente por el ácaro –como ocurrió con la enfermera–, alargándose el periodo a cinco o seis días. De hecho, la población ganadera está especialmente expuesta por su labor.
Su letalidad se cifra entre el 10% y el 40%. En estos casos, la muerte suele llegar en la segunda semana. En cuanto a los pacientes que se recuperan, la mejoría comienza generalmente al noveno o décimo día. Como tratamiento, se suele utilizar el antiviral ribavirina